El pasado fin de semana comenzamos nuestro proyecto mensual de Reunificación Familiar con los adolescentes en prisión del estado de Chihuahua. Olivia Meneses, nuestra directora del proyecto, trabajó con la lista otorgada por la prisión, la cual incluía los nombres de los adolescentes que no han recibido visitas durante meses. Todas las familias de estos muchachos viven por lo menos a tres horas de distancia de la ciudad y provienen de una pobreza extrema. Nosotros les conseguimos a todas esas familias pasajes de autobús para que pudieran visitar a sus hijos.

A todas las familias, menos a una. Se trataba de una madre que no había visitado a su hijo en los últimos tres años. Intentamos durante dos semanas entrar en contacto con ella, y al no conseguirlo, desistimos. Fue entonces que recibimos una llamada de parte de la trabajadora social de la prisión la noche previa a la visita. Este jovencito realmente quería poder ver a su madre, así que Olivia volvió a intentarlo una vez más. Finalmente Olivia pudo contactar a un pariente de la señora que vivía en un poblado cercano a ella. Hubo un intercambio de mensajes y finalmente Olivia consiguió hablar con el esposo de la señora, quien resultó que vivía a 8 horas de distancia. La señora tendría que tomar un autobús esa misma noche a la medianoche y viajar toda la noche hacia la ciudad para poder llegar a tiempo a la visita que comenzaría a las 9 A.M. el sábado. La señora se encontraba emocionada pero a la vez tenía miedo. Ella vivía en su pueblo y era una señora muy humilde que nunca antes había estado en la ciudad. Una vez que le compramos el pasaje de autobús, y ya que ella se encontraba sentada en la terminal, esperando para partir, comenzó a tener un ataque de pánico. Olivia habló con ella por teléfono, le imploró que fuera valiente y recordándole que Dios estaría acompañándola todo el camino, pero aún más importante, que su hijo realmente necesitaba verla. La señora subió al autobús. Cuando por fin llegó a la ciudad uno de nuestros voluntarios locales la recogió de la estación y la llevó a la prisión en auto. Desde las 9 A.M. hasta la 1 P.M. ella pudo pasar el tiempo con su hijo. Luego emprendió su regreso de ocho horas de vuelta a su casa.

Este fin de semana una madre pasó dieciséis horas en un autobús para poder convivir cuatro horas con su hijo a quien no había visto en tres años. No existen palabras para expresar lo que eso significó para ella y para su hijo. Fue gracias al apoyo que usted que lee esto nos brinda para poder realizar proyectos como éste de Reunificación Familiar, el cual es parte del proyecto Movilizando a México.

Gracias por hacer de este fin de semana todo un éxito. Tomó un pequeño paso a la vez para estas familias lograrlo, pero significó el mundo entero para sus hijos.

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